La anemia de los trastornos crónicos, es la segunda en importancia y se produce en el transcurso de diversas enfermedades cardiacas, renales, hemorragias, etc, o mala alimentación.
La deficiencia de hierro produce síntomas alterando el sistema inmunológico, como apatía y disminución en la capacidad física. Función muscular inadecuada, fatiga, anorexia, trastornos epiteliales y disminución de la acidez gástrica.
Una anemia avanzada produce defectos en la lengua, uñas, la boca, la piel se pone pálida, fría y húmeda y la cara interna del parpado inferior rosa en vez de roja.
Además provoca trastornos neurosiquiátricos como la irritabilidad, somnolencia, síntomas depresivos, pérdida de la memoria, entumecimiento u hormigueo de manos y pies.
Trastornos gastrointestinales como la pérdida del apetito, cambios en el hábito intestinal con estreñimiento o diarrea, que suelen depender de las enfermedades asociadas. También llagas en la comisura de la boca y alteraciones del gusto.
La única manera de diagnosticar una anemia con certeza es realizando un análisis de sangre, donde se determinará el hemograma.
La mejor fuente de hierro son las carnes rojas (hígado, riñones) seguido por mariscos, frijoles, frutas secas, panes y cereales integrales, verduras de hojas verdes y yema de huevo.
Recuerde que la absorción se puede ver afectada por el consumo de té o café, por el exceso de calcio y por el contrario mejorar al incluir una fuente de vitamina C en cada comida, puede una naranja o limón, o bien betabel, lentejas, jugos de piña, zanahoria.
Además si su aemia no es muy baja puede acudir a suplementos alimenticios como vitamina b12, vitamina c, siempre con la supervisión de su médico.
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